En todo mi recorrido de oeste a este por Indonesia, cada isla que tocaba era un cambio no solo territorial sino en muchos otros aspectos. Flores no iba a ser la excepción, por eso para mi cada nueva isla era un descubrimiento en sí mismo. En este post les muestro mi itinerario y que ver en la isla de Flores, Indonesia.
Las mezquitas abren paso a las iglesias y los nombres cambian sustancialmente, lo que me empieza a mostrar que los cientos de años de influencia portuguesa no pasaron desapercibidos. Es que Flores fue colonia portuguesa desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, y luego en 1856 los holandeses ocuparon la isla.
Itinerario isla de Flores
Llegué a Labuanbajo después de un maratónico viaje de casi 25 horas que incluyó dos ferris y dos buses. En el último ferry conocí a Edoardo, un italiano muy buena onda que me contó que solo venía a Flores para bucear. Con él me dediqué a buscar un hospedaje barato, y aunque costó porque estaba todo “full full” como te dicen los locales, encontramos uno que nos convenció. Compartí mis días con este veneciano hablando de sueños, barcos, proyectos, unos cuantos cafecitos y varias cervezas…
Ya me había informado de lo caro que costaba ir a visitar los dragones en la isla de Komodo, y me pareció que la foto con ellos no valía tanto. Por eso, siguiendo el consejo de Edoardo y muchos otros viajeros-buceadores, decidí iniciarme en el mundo del buceo aquí, del lugar del que todos hablan maravillas. Ya llegué al Sudeste Asiático con la idea en la cabeza de bucear por primera vez, y la hora había llegado, pero sobre esto les hablaré en otro post.
Con el carnet de buzo en la mano volví a hacer dedo exitosamente hasta Ruteng, un pueblito a uno 120 km de Labuanbajo. Un hombre, con su mujer embarazada y su nena de cuatro años, me levantó en su camino hacia Ruteng para que ella se pudiera hacer los controles necesarios, ya que en Labuanbajo la asistencia no es buena.
La isla de Flores tiene una única ruta que conecta toda la isla de oeste a este. Los paisajes que se pueden apreciar son impresionantes, llenos de enormes campos escalonados de arroz, montañas, vegetación por doquier y gigantescos bambús al costado de la ruta. Ya la ruta de la isla de Flores es una atracción en sí que no hay que dejar de ver y apreciar.
En Ruteng alquilé una moto y fui a visitar los famosos campos de arroz en forma de telaraña. Antiguamente la plantación se dividía en parcelas que distintas familias del pueblo debían cultivar siguiendo los ritos especiales de la cosecha. Es lindo, pero si estás con poco tiempo es una parada que se puede evitar.
También desde Ruteng se puede ir a Wae Rebo, un pueblo tradicional nombrado patrimonio cultural por la UNESCO que queda en el medio de la montaña y al cual solo se puede acceder después de cuatro horas de trekking. Como no me sentía del todo bien y mi cuerpo me pedía unos día de descanso, decidí saltear el trekking y ver otros pueblitos tradicionales más adelante.
Así fue que al día siguiente, arriba de un camión que me levantó, llegúe a Bajawa, un pueblo pequeño y muy limpio para los estándares indonesios, que sirve de base para visitar las aldeas tradicionales que están a sus alrededores. Yo visité por mi cuenta tres aldeas: Bena, Luba y Gurusina. En cada una es necesario dejar una contribución de 10.000-20.000 RP por persona y completar un libro de visitas.
A los pies del Monte Inerie, Bena es uno de los más conocidos de la zona. Cuenta con más de 45 sao (casas de maderas con techos de pajas) y nueve clanes dispuestos en forma de barco. En el medio de la villa están los santuarios ngadhu (troncos tallados personificando los ancestros masculinos) y los bhaga (pequeñas cabañas que retratan los ancestros femeninos), junto a un megalítico de piedra que es donde se realizan los tan comunes sacrificios de animales. Son en su mayoría católicos, pero aun preservan sus tradicionales rituales y ceremonias, y las creencias de que sus ancestros están presentes en cada momento. Viven de la agricultura de nuez de bancul, cacao y clavo, y las mujeres venden a los turistas los coloridos tejidos elaborados por ellas mismas.
Al verme llegar, la gente del pueblo, ya acostumbrada a los turistas, me saludaban con grandes sonrisas mostrando los dientes bermejos de tanto mascar la hoja de “bettelnut”, que viene a ser la planta de la “nuez de areca” (o al menos esa es la traducción que encontré) que combinada con polvo de coral tiñe de rojo. Nadie sabe inglés, salvo algunas pocas frases, y muy pocos hablan Bahasa Indonesia, sino que mantienen sus lenguas tradicionales, por eso es que es un poco difícil comunicarte con ellos. La solución es contratar un guía local que haga de traductor, o como hice yo, a través de gestos y sonrisas.
También visité Mangeruda Hotspring, que son unas aguas termales a unos 20 km de Bajawa. Deben su elevada temperatura a que en su recorrido pasan por un volcán y éste calienta el río. Es un lindo lugar para descansar bajo la sombra y disfrutar del agua (aunque un poco caliente para los calurosos días de la isla de Flores).
Desde Bajawa partí para Ende, mi última parada en Flores, pero en el camino me llevé una linda sorpresa. El hombre que me levantó en la ruta me dijo que tenía que parar en un pueblo a saludar a un amigo, pero resultó ser que era la comunión del hijo y por lo tanto ese domingo el pueblito entero estaba reunido celebrando. Cuando llegamos, tanto la familia con sus típicos trajes tradicionales como los invitados se acercaban deseosos de saludarme y recibirme. Me ofrecieron té, café, torta, jugo de palmera y mucha comida. Desde niñas pequeñas hasta las matriarcas, todas colaboraban con la preparación del menú. Es que ese día tenían que alimentar a todo el pueblito y para ello habían sacrificado una vaca.
La fiesta dura todo el día, con abundante comida y música bailan hasta entrada la noche. Me llamó la atención ver que la humilde casa no tenía piso de material, sino que era de tierra, pero sí tenían un set de enormes parlantes cual boliche porteño.
Dejamos atrás los festejos y finalmente llegué a Ende. De esta ciudad salen los ferris (que me tomaría para ir hasta Kupang, en la isla de Timor) y está ubicada a dos horas del Parque Nacional Kelimutu, visita obligada en todo itinerario por la isla de Flores. Conseguí la moto, el mapa y dejé todo listo para salir de madrugada hacia allá. Este lugar es famoso por sus tres cráteres con lagos de distintos colores, uno de los cuales tiene agua a temperaturas muy altas. Luego de arribar sin problemas al parque y pagar la entrada (150.000 RP todos los días menos los domingos que es más caro), comencé la última parte del camino en plena subida.
Ahí fue cuando una vez más, al igual que en Ijen, Java, el clima me jugaba una mala pasada. A medida que avanzamos la llovizna y la niebla se hacían cada vez más presentes. Una vez en el parking ya era como estar dentro de una nube, la visibilidad era muy poca, y rezando que más arriba sea diferente emprendí los 20 minutos de caminata final. Por desgracia nada mejoró, sino que empeoró. La llovizna se volvió lluvia y lo que en un principio era intermitente se transformó en algo continuo. Se hizo de día pero solo lo noté porque todo se volvió más claro, porque nunca pude ver el sol salir. Esta vez decidí ir hasta el final y pacientemente esperé bajo un techito a ver si la situación mejoraba con las horas. La verdad es que eso no sucedió, pero por suerte gracias al viento la niebla me cedió unos minutos y corriendo por las escaleras hasta el cráter pude por lo menos ver dos de ellos, que me dejaron boquiabierto.
Bajo la aun constante lluvia emprendí el regreso, con la sensación agridulce de haber podido ver algo pero sin haberlo disfrutado como me hubiese gustado.
Con esto cerraba mi itinerario y paso por la isla de Flores y me embarcaba en un viaje de 15 horas en ferry con destino a Kupang, en la Isla de Timor, mi última parada en esta primera etapa en Indonesia antes de cruzar la frontera hacia Timor Oriental, país al que tenia muchas ganas de ir por ser la cenicienta del Sudeste Asiático y prácticamente nadie lo visita, por "no tener mucho que ofrecer" y también por su lejana ubicación de las populares Tailandia, Singapur o Camboya.
Información Útil y hospedaje de mi itinerario por la isla de Flores
Cómo llegar a Labuanbajo desde Mataram (Lombok): compré un pasaje directo a Labuanbajo, porque lo pude regatear, pero se puede hacer por tramos también.
De Mataram a Bima (Sumbawa) lo hacés en un bus con aire acondicionado, baño y cena. A las dos o tres horas de salir de la estación hay que cruzar en ferry y luego seguir hasta Bima, son en total como 13 horas. De Bima a Sape fui en uno bemo (minibús) que duró otras 2 horas. Finalmente de Sape a Labuanbajo hay que tomarse un ferry por 7 horas más. En total me costó 300.000 RP por persona (22 USD). Hospedaje en Labuanbajo: me quedé en Backpackers Home por 150.000 RP la doble con desayuno y baño compartido. El mejor de la zona dicen que es Gardena, pero cuando fui estaba lleno y solo quedaban las habitaciones más caras, de las baratas hay muy pocas. Otro lugar muy concurrido es Backpackers Hostel, 50.000 RP por persona la cama. Hospedaje en Ruteng: en el homestay de un señor llamado Stefano que encontré cuando fuimos a preguntar al Hotel Sindha. Stefano trabaja allí, así que seguro lo van a encontrar. La habitación costó 175.000 RP con desayuno, WiFi (que sorprendentemente funcionaba muy bien) y baño compartido. Él mismo te alquila moto (75.000 RP) ya que no hay muchos lugares que alquilen en Ruteng. Hospedaje en Bajawa: en Marcelino Homestay por recomendación de una señora alemana que encontré en Labuanbajo. Aunque no tiene carteles, todo el mundo lo conoce así que basta con preguntar para encontrarlo. Pagué 150.000RP con baño privado y desayuno. No pude conocer a Marcelino, pero se que es un muy buen guía que organiza tours a los pueblos tradicionales. Hospedaje en Ende: hay gran cantidad de hospedajes económicos, yo elegí Ikhlas, que tiene una gran variedad de habitaciones y precios. Pagué 130.000 RP por una habitación con baño privado, ventilador, desayuno y WiFi. En el mismo hotel alquilan motos por 100.000 RP el día. Se encuentra ubicado a dos cuadras del aeropuerto de la ciudad.
Hospedaje en Kupang, isla de Timor: Lavalon Hostel fue el mejor alojamiento en el que hemos estado en Indonesia. Por 150.000 RP nos dieron una habitación nueva con baño privado, ducha y agua caliente (algo para no muy común en Indonesia), desayuno, WiFi y una vista increíble de la playa.
Hasta acá llego mi itinerario por la isla de Flores, una isla muy diferente de Indonesia, y no solo por su religión católica en medio de un país musulmán.
Flores tiene un sabor distinto, una belleza increíble, algo que abunda en Indonesia. No estaba en mis planes cuando llegaba al país, pero quien me hospedó por Couchsurfing en Jakarta me dijo "no podes irte sin conocer Flores", y me paró frente a un inmenso mapa mostrándome que no podía perderme.
Hoy les digo yo, no dejen de visitarla, de verdad vale la pena hacerlo.
Si están armando su viaje por el Sudeste Asiático e Indonesia, no dejen de leer el post sobre que hacer en Bali, Lombok y las Gili, destinos que seguro no falten en su itinerario por Indonesia.
Si buscan algo más aventurero, les recomiendo que visiten Sumatra y hagan el trekking por la selva para ver a los oragutanes en su habitat. ¡algo increíble!
Espero que este artículo les haya sido útil.
Si les gustó, ¿me ayudan compartiéndolo?
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